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jueves, 19 de mayo de 2011

Historia pictórica.

La historia también se transmite en los cuadros de una época y hechos históricos tan importantes como los que aparecen aquí reflejados no deben de olvidarse.

Buscad información sobre estos el cuadros, y comentadme que está ocurriendo en ellos
y por qué.





Archivo:La rendición de Breda de Velázquez.jpg

lunes, 16 de mayo de 2011

Expresiones antíguas

Como veo que os ha interesado el tema de las expresiones antiguas. aquí os detallo algunas explicando el por qué se llaman así.

Pasar una noche toledana

Se dice de la persona que ha pasado la noche sin poder dormir, a causa de disgustos o molestias. Este modismo proviene, según el maestro Gonzalo Correas, de que las mozas toledanas del primer tercio del siglo XVII creían que el primer hombre varón que oyesen a partir de las 12 de la noche del día de San Juan se convertiría en su marido. Otra versión más dramática afirma que la expresión noche toledana se refiere a una terrible madrugada del año 806 en la que Amrus-al Lleridi, wali de Toledo, reunió en su palacio, so pretexto de celebrar un banquete, a 400 -hay quien dice a 700- muladíes toledanos, sospechosos de rebeldía contra el califa de Córdoba, su señor. Cuando los invitados se encontraban entregados a los placeres propios del festín, Amrus los mandó acuchillar hacia medianoche. Los cadáveres fueron arrojados a un foso, y las cabezas se expusieron para escarmiento de la población.

A la tercera va la vencida

Con esta locución proverbial se quiere dar a entender que a la tercera tentativa se suele alcanzar el fin deseado. El origen del dicho no está muy claro. Para algunos expertos, se encuentra en el derecho penal de los siglos XVI y XVII, en que se imponía la pena de muerte al ter furtum, o sea, al tercer hurto. Sin embargo, el maestro Correas apunta que esta frase proverbial se ha tomado de "la lucha (cuerpo a cuerpo) que va a 3 caídas, y de la sortija y justa, que va a 3 carreras o lanzas el premio". Una tercera hipótesis es defendida por el padre Esteban de Terrenos en su Diccionario. Dice así: "En la milicia romana había los soldados llamados pilati o velites, armados a la ligera, y eran los del ínfimo pueblo y los bisoños, y éstos iban en la fila primera; en la segunda iban los que llamaban piqueros, bastati, y excedían en valor y mérito a los primeros; y en la tercera fila iban los que llamaban triarios, y eran los más valerosos, veteranos, y que sostenían a las dos filas precedentes, y de aquí vino el adagio de decir cuando se echaba el último esfuerzo: Ad triarios ventum est, que en castellano decimos: A las tres va la vencida o se echa el resto".

Estar en Babia

Babia es una apartada comarca leonesa que linda con Asturias. Regada por un afluente del río Luna, Babia era un lugar de descanso preferido por los Reyes de León, en la baja Edad Media. Con cierta frecuencia, el monarca, harto de los asuntos de palacio y las intrigas de los nobles, empeñados en instaurar un régimen feudal semejante al de Europa septentrional, se apartaba a este lugar paradisíaco y alejado de los campos de batalla. Estas ausencias reales motivaban a menudo la inquietud de los vasallos, a quienes, cuando preguntaban por su señor, se les respondía evasivamente que el rey estaba en Babia. La expresión se hizo proverbial y pasó a la lengua común para describir a quien está distraído y ajeno a la realidad. Como curiosidad, Babia era un lugar famoso por sus caballos pequeños y robustos. Se cuenta que el caballo del Cid Campeador procedía de este lugar. De ahí su nombre, Babieca.

¡Viva la Pepa!

Con el paso del tiempo, esta expresión popular ha cambiado de significado. Actualmente se le ha dado un sentido de desenfado y jolgorio, y se aplica a quienes tienen un carácter despreocupado. Sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo, la expresión ¡Viva la Pepa! era un grito subversivo empleado durante muchos periodos políticos. La frase venía a sustituir a esta otra: ¡Viva la Constitución de Cádiz! Ésta era conocida cariñosamente como la Pepa, porque fue jurada y promulgada el día de San José, el 19 de marzo de 1812. Dos años más tarde, el rey Fernando VII, tras su regreso a España, abolió la Constitución de Cádiz y se prohibieron los gritos a su favor. Es por ello por lo que los españoles que se oponían al absolutismo se referían a ella en clave: ¡Viva la Pepa!

Dársela a uno con queso

Ya en la Edad Media, La Mancha era famosa por sus vinos de calidad, y taberneros de toda España se desplazaban hasta las bodegas manchegas para comprar los barriles de vino. Antes de pagar, los taberneros tenían la buena costumbre de probar la mercancía. Para dar salida a las partidas de vino picado o de muy baja calidad, los dueños de las bodegas recurrían a un arte especial: agasajaban a los compradores novatos y confiados con un sabroso plato de queso manchego en aceite, porque su fuerte sabor hacía que el paladar del incauto tabernero no distinguiera un buen caldo de uno echado a perder. Esta innoble práctica dio origen a la expresión dársela a uno con queso, que se utiliza cuando alguien es engañado o estafado.


Y en esta dirección, hay muchas más.

http://personal.telefonica.terra.es/web/flxcardona/f_hechas_1.htm#casa_vent

La armada invencible (bueno, casi)

Algunos datos sobre la armada invencible referentes al tema 14

La Armada parte de Lisboa (20 mayo 1588):
La Armada, de 130 buques, con 8.253 marinos y 2.088 remeros, más 19.295 hombres de guerra, zarpó de Lisboa; pero sus barcos, a propósito para la ruta de las Indias, no podían resistir los temporales de los mares europeos. La flota inglesa era más ligera y mejor artillada que la española: en el primer encuentro (21 julio) se advirtió su superioridad en maniobrar. El mar no fue favorable a la Invencible: ya una tormenta cerca del cabo Finisterre perjudicó a sus buques. El 22 de julio salió, por segunda vez, de la Coruña y con sus grandes buques parecía una fortaleza flotante. El viento era favorable. Si hubiera atacado entonces a la escuadra inglesa, hubiera vencido, pero Medinasidonia declaró a sus capitanes, deseosos de luchar, que el rey le había mandado no dar la batalla hasta que se reuniera con Farnesio. Este mandato fue la segunda equivocación que hizo fracasar la empresa por perderse ocasión tan favorable. El 23, en ligero combate, se perdió el buque insignia de Recalde. La armada se refugió en Calais. Farnesio se negó a embarcar mientras el mar no estuviera despejado de buques holandeses e ingleses que vigilaban la costa del canal. En éste, los pequeños y ligeros buques ingleses fueron los que dominaron la situación. No hubo realmente un combate decisivo entre ingleses y españoles en el estrecho sino un desgaste continuo de la "Invencible", batida por la superioridad de los ingleses y dispersada por las furias del mar, que aquellas pesadas fortalezas flotantes eran inhábiles para eludir.

Retirada hacia el mar del Norte:
El 28, ante la superioridad inglesa y el temor a los brulotes incendiarios (pequeñas naves incendiadas) que se les lanzaba, así como la incapacidad de la artillería española, la Armada se internó en el mar del Norte. En la noche del 8 al 9 de agosto, los brulotes ingleses sembraron la confusión en la Armada, que perdió 15 buques y 5000 hombres. La tormenta empujó a los otros hacia el Norte y Medinasidonia no se atrevió a regresar por el canal: navegó alrededor de las islas británicas, sembrando el mar y sus costas con los restos de sus navíos. Muchos de los navíos naufragaron en los arrecifes de las costas de Irlanda, de Escocia o de Inglaterra. Millares de hombres se ahogaron y no hubo piedad para los que conseguían llegar a nado a las playas.

Extensión del desastre:
Sólo regresaron a España 66 de éstos y 10.000 hombres. Felipe II dijo al recibir la noticia del fracaso: "Doy gracias a Dios por haberme dado medios para poder sufrir fácilmente un pérdida semejante y porque todavía estoy en situación de volver a construir otra flota tan grande. Una rama ha sido cortada, pero todavía está verde el tronco y puede producir otras nuevas". (Eugenio Sarrablo)

Las pérdidas para España fueron 20.000 hombres, 40 millones de ducados y 100 navíos.


Aquí un mapa de los territorios de Carlos I y su hijo Felipe II