Este es un blog de uso escolar donde los alumnos (sea del curso que sean) podrán acceder a información relacionada con el presente curso escolar y sus contenidos.
Vistas de página en total
jueves, 19 de mayo de 2011
Historia pictórica.
lunes, 16 de mayo de 2011
Expresiones antíguas
Pasar una noche toledana
Se dice de la persona que ha pasado la noche sin poder dormir, a causa de disgustos o molestias. Este modismo proviene, según el maestro Gonzalo Correas, de que las mozas toledanas del primer tercio del siglo XVII creían que el primer hombre varón que oyesen a partir de las 12 de la noche del día de San Juan se convertiría en su marido.
Con esta locución proverbial se quiere dar a entender que a la tercera tentativa se suele alcanzar el fin deseado.
Babia es una apartada comarca leonesa que linda con Asturias. Regada por un afluente del río Luna, Babia era un lugar de descanso preferido por los Reyes de León, en la baja Edad Media. Con cierta frecuencia, el monarca, harto de los asuntos de palacio y las intrigas de los nobles, empeñados en instaurar un régimen feudal semejante al de Europa septentrional, se apartaba a este lugar paradisíaco y alejado de los campos de batalla. Estas ausencias reales motivaban a menudo la inquietud de los vasallos, a quienes, cuando preguntaban por su señor, se les respondía evasivamente que el rey estaba en Babia. La expresión se hizo proverbial y pasó a la lengua común para describir a quien está distraído y ajeno a la realidad.
Con el paso del tiempo, esta expresión popular ha cambiado de significado. Actualmente se le ha dado un sentido de desenfado y jolgorio, y se aplica a quienes tienen un carácter despreocupado.
Ya en la Edad Media, La Mancha era famosa por sus vinos de calidad, y taberneros de toda España se desplazaban hasta las bodegas manchegas para comprar los barriles de vino. Antes de pagar, los taberneros tenían la buena costumbre de probar la mercancía.
Y en esta dirección, hay muchas más.
http://personal.telefonica.terra.es/web/flxcardona/f_hechas_1.htm#casa_vent
La armada invencible (bueno, casi)
La Armada parte de Lisboa (20 mayo 1588):
La Armada, de 130 buques, con 8.253 marinos y 2.088 remeros, más 19.295 hombres de guerra, zarpó de Lisboa; pero sus barcos, a propósito para la ruta de las Indias, no podían resistir los temporales de los mares europeos. La flota inglesa era más ligera y mejor artillada que la española: en el primer encuentro (21 julio) se advirtió su superioridad en maniobrar. El mar no fue favorable a la Invencible: ya una tormenta cerca del cabo Finisterre perjudicó a sus buques. El 22 de julio salió, por segunda vez, de la Coruña y con sus grandes buques parecía una fortaleza flotante. El viento era favorable. Si hubiera atacado entonces a la escuadra inglesa, hubiera vencido, pero Medinasidonia declaró a sus capitanes, deseosos de luchar, que el rey le había mandado no dar la batalla hasta que se reuniera con Farnesio. Este mandato fue la segunda equivocación que hizo fracasar la empresa por perderse ocasión tan favorable. El 23, en ligero combate, se perdió el buque insignia de Recalde. La armada se refugió en Calais. Farnesio se negó a embarcar mientras el mar no estuviera despejado de buques holandeses e ingleses que vigilaban la costa del canal. En éste, los pequeños y ligeros buques ingleses fueron los que dominaron la situación. No hubo realmente un combate decisivo entre ingleses y españoles en el estrecho sino un desgaste continuo de la "Invencible", batida por la superioridad de los ingleses y dispersada por las furias del mar, que aquellas pesadas fortalezas flotantes eran inhábiles para eludir.
Retirada hacia el mar del Norte:
El 28, ante la superioridad inglesa y el temor a los brulotes incendiarios (pequeñas naves incendiadas) que se les lanzaba, así como la incapacidad de la artillería española, la Armada se internó en el mar del Norte. En la noche del 8 al 9 de agosto, los brulotes ingleses sembraron la confusión en la Armada, que perdió 15 buques y 5000 hombres. La tormenta empujó a los otros hacia el Norte y Medinasidonia no se atrevió a regresar por el canal: navegó alrededor de las islas británicas, sembrando el mar y sus costas con los restos de sus navíos. Muchos de los navíos naufragaron en los arrecifes de las costas de Irlanda, de Escocia o de Inglaterra. Millares de hombres se ahogaron y no hubo piedad para los que conseguían llegar a nado a las playas.
Extensión del desastre:
Sólo regresaron a España 66 de éstos y 10.000 hombres. Felipe II dijo al recibir la noticia del fracaso: "Doy gracias a Dios por haberme dado medios para poder sufrir fácilmente un pérdida semejante y porque todavía estoy en situación de volver a construir otra flota tan grande. Una rama ha sido cortada, pero todavía está verde el tronco y puede producir otras nuevas". (Eugenio Sarrablo)
Las pérdidas para España fueron 20.000 hombres, 40 millones de ducados y 100 navíos.
Aquí un mapa de los territorios de Carlos I y su hijo Felipe II